La
Inteligencia Artificial (IA) ha logrado transformar de forma notable la manera
en la que nos relacionamos e interactuamos con la tecnología, perfeccionando
desde las aplicaciones y herramientas más específicas de nuestro smartphone,
hasta los modelos financieros más complejos y efectivos.
Es
la IA el resultado más sólido del avance natural de la tecnología. Esta
evolución y crecimiento incesante se ha acelerado sobre todo durante la última
década, mediante un acceso nunca antes visto a grandes cantidades de datos, así
como a una aplicación razonada y personalizada de los mismos, dando como
resultado una potencia informática mejorada, elementos vitales del crecimiento
de la IA.
Para
comprender este nuevo panorama, es necesario ver más allá de los titulares y el
ruido mediático para prestar atención a la tecnología que usamos a diario, en
donde sus nuevas capacidades brindan un amplio y razonado abanico de
beneficios, ampliando a su vez la capacidad de descubrir patrones y tendencias
que antes eran indetectables.
Un
ejemplo útil e inmediato habita en el reconocimiento de fotografías. Por
ejemplo, si subes la fotografía de un perro, la IA no sólo identifica al perro,
sino que en muchos casos puede identificar también la raza a la que pertenece.
El “truco” es que la IA ahora puede distinguir entre un husky y un malamute con
mayor precisión que un humano, y a una escala sin precedentes, por lo que
cualquier persona que posea un teléfono en la actualidad tiene conocimiento de
área que antes no poseía.
Hoy
en día la IA forma parte de nuestra vida cotidiana y aunque no lo logremos percibir
tan notoriamente está ahí para ayudarnos a realizar nuestras actividades de una
forma más sencilla. Constantemente la IA evoluciona, llegando así a los
dispositivos que frecuentamos, dependerá de cada uno qué tanto provecho se saca
de esta herramienta tecnológica.
Comentarios
Publicar un comentario